Los dermatólogos alertan ante los trasplantes de pelo ‘low cost’
Los injertos realizados por personal no cualificado pueden dejar resultados antinaturales y provocar infecciones
La Sociedad Internacional de Cirugía del Cabello lanza una campaña informativa sobre los riesgos de las clínicas piratas
Una de las imágenes de la campaña de la sociedad médica ISHRS, que muestra daños en la zona donante, a veces difícilmente recuperables. / Sociedad médica ISHRS
Por mucho que algunos hombres hagan gala de sus cabezas calvas o rapadas al máximo, quedarse sin pelo preocupa, y mucho. Según un sondeo de la Organización de Consumidores (OCU), solo el 37% de los encuestados manifiesta que no les importó comenzar a perder pelo y la mitad de los varones confiesa haber seguido algún tipo de remedio contra la alopecia.
Entre ellos, el trasplante de pelo, que ofrece resultados permanentes y por eso está tan de moda. Se los hacen famosos, políticos y gente de a pie.
Sobre todo en Turquía, país cuyo Gobierno financia los injertos de pelo y por eso salen más baratos que en España. Pero también aquí y en otros países han proliferado centros estéticos que han tirado los precios para atraer clientela, lo que ha llevado a los médicos a dar la voz de alarma: cuidado con los trasplantes en clínicas de bajo coste, porque lo barato puede salir caro y no solo estéticamente, sino también para la salud.
La Sociedad Internacional de Cirugía de Restauración del Cabello (ISHRS, por sus siglas en inglés), que agrupa a más de 1.000 médicos de 70 países, alerta de que algunas compañías emplean a médicos sin experiencia o bien a personas sin la cualificación necesaria. Así, en algunas clínicas «piratas», sobre todo de Turquía, los trasplantes los hacen «técnicos» y no médicos.
IRREGULARIDADES
Esta situación puede provocar problemas estéticos, como líneas frontales tan perfectamente rectas como antinaturales o calvas visibles en la zona donante, normalmente la nuca, ya que es genéticamente resistente a la alopecia. Pero más allá de problemas estéticos –que si no se corrigen, si es que tienen solución, pueden ser de por vida–, también se pueden producir afectaciones más serias en una intervención que requiere horas de quirófano, como infecciones o cicatrices severas.
El problema de hacerse los injertos en Turquía es que normalmente el diagnóstico sobre si se puede o no realizar el implante y si hay una buena materia prima en la zona donante se hace a distancia, mediante fotos, y en ocasiones el análisis falla y dicha persona no era buena candidata para un injerto capilar. Pero, ya que viaja y paga, se le hace. Y si surgen complicaciones o el cliente no queda satisfecho, es difícil reclamar a distancia.
«La gente ha interpretado que hacerse un trasplante de pelo es como ir al mercado a comprar leche, si lo ves en otro supermercado más barato, el producto es el mismo y no hay riesgo», avisa Sergio Vañó, director de la Unidad de Tricología (la ciencia que estudia el cabello) ubicada en el Hospital Ramón y Cajal. Coincide con su diagnóstico el doctor Javier Pedraz, quien explica que entre el 5 y el 10% de sus pacientes, en la clínica privada Insparya, son personas insatisfechas con su injerto capilar. Y avisa: resolver el problema suele ser más costoso que el trasplante inicial, de media entre 2.000 y 3.000 euros, cuando en Turquía puedes encontrar ofertas a partir de 1.500 euros y en España de 2.500 euros.